ACTITUD Y RESILIENCIA
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A lo largo del desarrollo profesional y personal de una persona, la actitud y adaptación a los cambios se vuelven esenciales en la consecución de objetivos, independientemente del carácter de estos (académicos, profesionales, personales...).
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Debido a esto, se habla de la importancia que tiene la actitud en el desarrollo de la persona y, por lo tanto, de la capacidad de resiliencia de la misma.
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Capacidad de resiliencia

Cuando se habla de resiliencia, surge un problema de definición, pues no se ha llegado a un completo acuerdo. No obstante, es importante prestar atención a su origen etimológico. En este caso, el término resiliencia procede del verbo latino resilio, que significa "volver atrás, volver de un salto, rebotar, resaltar".
De este modo, se entiende el concepto de resiliencia como la capacidad o competencia de hacer frente a na adversidad o riesgos, afrontando situaciones estresantes y desafiantes, y generando en la persona una protección adicional junto a las habilidades de afrontamiento que el individuo poseía antes de que ocurriera el enfrentamiento (Begoña, 2006).
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En resumen, hablar de resiliencia es el equivalente a hablar de la capacidad para recuperarse de la stuación problemática, desarrollando una conducta y actitud adaptativa en referencia a la situación o adversidad presentada.
Así pues, en el contexto del desarrollo personal y profesional, la resiliencia está relacionada con la personaldad del individuo, según las aportaciones de García y Domínguez (2013), caracterizándose por la superación de la adversidad, la capacidad de negociación con las experiencias previas y la toma de decisiones, la habilidad en la infancia que han favorecido al desarrollo positivo, la capacidad de estar en alerta y tener autonomía para el enfrentamiento y la resolución de conflictos y, por último, la actitud positiva, tanto en la comprensión de momentos conflictivos del pasado como en los que se acontecen en el momento actual.
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Por consiguiente, la actitud cobra especial importancia en el desarrollo de la resiliencia, favoreciendo la capacidad de tres cualidades fundamentales para el afrontamiento de las situaciones problemáticas o adversas: aceptación y comprensión de la realidad, creencia en que la vida tiene sentido y búsqueda de alternativas. A su vez, todos estos aspectos están condicionados por una serie de factores contextuales, como es el caso de la relación con la familia, el papel de la comunidad, la sociedad, la accesibilidad a los recursos y la posibilidad de autogestionar el desarrollo personal y social.